En Peris llevamos más de 80 años dedicados al melón. Y casi los mismos trabajando con la sandía. Son dos frutas que forman parte de nuestra historia, de nuestra identidad y de nuestro día a día. Las conocemos bien, y sabemos que aunque el sector agroalimentario ha avanzado muchísimo en mecanización, logística o sostenibilidad, hay productos que siguen necesitando mucho trabajo manual. Éste es uno de esos casos.
Ni el melón ni la sandía permiten atajos. Su delicadeza, su forma, su peso y, en general, su naturaleza, hacen que el proceso desde el campo hasta la caja tenga que ser extremadamente cuidadoso. Y eso, hoy por hoy, todavía se hace a mano.
La fruta manda: selección en campo

Todo empieza en el campo. No recolectamos todo a la vez. Nuestros técnicos y agricultores valoran una a una las piezas que están en su punto óptimo de maduración. Se analiza el color, el tamaño, la mata… Si no está lista, se deja madurar un poco más. En Peris, la fruta manda.
Este proceso nos permite asegurar homogeneidad, sabor y calidad desde el origen. Es una manera de trabajar que nos identifica y que hemos perfeccionado a lo largo de décadas.
Recolección manual: solo lo que está perfecto.

Una vez que la fruta está en su punto, se corta a mano. Esto nos permite tratarla con el cuidado que requiere, evitar que se golpee y garantizar que llegue a nuestras instalaciones sin perder ni un poquito de frescura y calidad.
No hay máquinas que sustituyan este paso. Ni en Peris ni en prácticamente ninguna empresa que trabaje melón o sandía con garantías.
Triaje con manos expertas
Ya en nuestra planta de producción, en Foios, comienza una nueva fase: el triaje manual. Aquí intervienen los ojos y las manos más experimentadas del equipo. Revisan cada pieza, valoran el calibre, la forma, la firmeza… y deciden para qué marca o formato es más adecuada: Peris Dolce, Vicentín, Peris Gold, 18 Quilates, y también los destinados a IV gama, la fruta troceada que comercializamos con la marca Frutifresh.
Este triaje no se limita a separar lo bueno de lo malo. Todo el producto que entra en Peris es bueno, pero no todo se destina a lo mismo. Y ahí está el valor del conocimiento. En saber a qué marca destinar cada pieza y cómo sacarles el máximo partido.
Etiquetado manual: la firma
Cada melón lleva su etiqueta, que se pega a mano, con la ubicación exacta y el detalle que requiere un producto de alto valor. Es el último gesto antes de salir hacia el cliente… y también una forma de garantizar que todo ha sido revisado por una persona.
Encajado respetuoso y sostenible

Por último, llega el encajado, también manual. Aquí cuidamos que cada pieza esté bien colocada, bien orientada en la caja y con el espacio justo para evitar movimientos y golpes.
Utilizamos cajas de cartón con certificado de sostenibilidad FSC. Son 100 % reciclables y, en un alto porcentaje, están hechas con material reciclado. Y en el caso de nuestros melones más premium, como Peris Gold y 18 Quilates, utilizamos cajas de madera, un material noble que protege mejor el contenido. Además, añadimos virutas de madera que actúan como amortiguador natural y refuerza esa sensación de cuidado extremo.
Tradición, experiencia y oficio
Está claro que los procesos manuales siguen siendo, a día de hoy, la forma fiable de trabajar con productos tan singulares como el melón y la sandía. Lo que sí marca la diferencia es cómo se ejecutan esos procesos, y ahí, la experiencia cuenta.
En Peris llevamos más de ocho décadas escuchando a la fruta, respetando su ritmo, afinando nuestros procesos y rodeándonos de personas que conocen y respetan cada detalle. Quizá no hacemos nada extraordinario, pero lo que es seguro es que lo hacemos con un conocimiento profundo y con el cuidado que nuestros productos (y nuestros clientes) merecen.
Y eso, al final, se nota en cada bocado.
